Crítica del concierto de Lakuntza en Diario de Navarra.
Concierto de Iñaki Auzmendi en formato de trío celebrado el sábado 29 a partir de las 20 horas en Casa de Cultura de Lakuntza. Lleno. Una hora y Treinta y cinco minutos con bis incluido y una afectuosa ovación final con el público en pie.
Iñaki Auzmendi, voz y guitarra acústica. Acompañado por Juan Miguel Arzelus, guitarras eléctrica, sintetizada y acústica y Ana Turcan, violín.
Texto: Santi Echeverría
PRESENTABA Iñaki Auzmendi su nuevo trabajo discográfico Momentos en la casa de cultura de Lakuntza, al lado de Etxarri Aranatz, pueblo que le vio nacer. Segundo trabajo tras su retorno a la canción de autor de una manera mucho mas activa con su anterior Raíces de Piedra y Esperanza de 2014. Y era una presentación en palabras mayores porque lo hizo en el bello marco de la remodelada Casa de Cultura de La- zuntza, que ha salido adelante gracias a la apuesta de todo el pueblo por su cultura y por el trabajo en auzolan. Ahora luce coqueta, con muy buena acústica, buen equipo y la energía a tope de sus gestores que quieren dinamizar sobremanera la vida cultural del pueblo. Ganas no les faltan. Así que con esas circunstancias Iñaki, Juanmi y Ana comparecían con un público en máxima expectación y actitud, dispuesto en mesas con velas y con ganas de saborear las canciones de este cantautor recio que es en su mensaje y estilo alma de los pueblos. Posiblemente aquellos que le escuchen por primera vez le puedan poner el calificativo de clásico. Para éste que escribe se le disipa semejante etiqueta porque valora el mensaje y la transmisión como claves de estas canciones que además disfrutan de es- tar cinceladas sobre bellas melodías de armonías nobles y generosas. Son como la piedra que ha tallado el cantero con mi- mo y buen oficio y que gusta rubricar para que queden ahí, para la posteridad, soportando el paso de las generaciones y el tiempo.
Auzmendi es de Etxarri Aranatz pero bien podría ser de cualquier pequeño pueblo de la vieja piel de toro, por su mensaje, que nace muchas veces de la observación de lo particular pero que pronto se universaliza. Es cantor también de sus gentes, de personas anónimas que representan a aquellos que no tienen voz, a los olvidados. Su forma de interpretar nace de la honradez. Utiliza el melisma con mesura, con equilibrio, manejando muy bien la afectación y trata de acoplar el chorro de voz que posee a cada momento. Si, es también y sobre- todo un cantor de momentos. De esos pequeños momentos que desgraciadamente a veces se pierden pero que dan sentido a las vidas de las personas de a pie. El peso de su música está en su guitarra y su voz, como los canto- res de siempre, pero tiene la ines- timable ayuda de dos músicos que visten de sensibilidad y de texturas en voces a sus cancio- nes. Ana, muy emocionante en su discurso en el violín y Juanmi, amante de filigranas y detalles en la creación de texturas sonoras, de colchones para que la voz de Iñaki tenga siempre buen descanso.
En Lakuntza aprovecharon para trazar su mensaje en cerca de docena y media de canciones, sobretodo las del nuevo disco, sin olvidar algunas del primero co- mo Canción de otoño que tras el descanso y la vida del verano es una elegía para la esperanza. O la tremenda Elegía por un sueño en la que denuncia a la gente que muere en las playas y en el mar huyendo de la miseria. Con ellos mueren sus sueños y sus proyectos, sus corazones llenos de esperanza. Todo un reclamo de la dignidad humana y de la conciencia. Sí, ciertamente las canciones de Iñaki Auzmendi conmocionan en estos tiempos light en los que se trata de adormecer conciencias y torpedear valores funda- mentales. Y sus mensajes lanzan verdades como puños, esas que muchos tratan de esconder. Y además cuentan desde la sensibilidad la forma de entender la vida —desde el ámbito rural y la contemplación— impregnadas siempre de fina poesía.